jueves, 2 de octubre de 2008

Todo sobre la epliepsia parte 1

La epilelpsia es un síntoma de una alteración del cerebro la cual se caracteriza por la aparición de ataques en forma periódica y recurrente. Estas crisis se presentan en forma muy variada, desde breves periodos de confusión hasta intensas convulsiones con pérdida de la conciencia. Algunas personas epilépticas experimentan una sensación física en particular, por ejemplo un dolor al comienzo de los ataques.

Los ataques solían clasificarse como de gran mal, pequeño mal psicomotores y focales. Pero la nueva clasificación internacional de las crisis epilépticas agrupa y describe según la parte del cerebro afectada. Las dos clases principales en esta nueva clasificación son los ataques parciales, que afectan solo una parte del encéfalo, y los generalizados que incluyen la totalidad del mismo.

Crisis parciales

Las crisis parciales solo afectan una parte del encéfalo, por ello solo se ven incluidos un área especifica del cuerpo o un determinado nivel de conciencia. Las crisis parciales con síntomas simples comúnmente llamadas focales producen breves movimientos de sacudida de los músculos específicos, por ejemplo los que mueven la pierna o el brazo. Si el área afectada del cerebro afectada controla, la visión, la audición y otros órganos de los sentidos, se experimentan breves alucinaciones visuales, auditivas o de otro tipo según el área encefálica dañada.

Durante estas crisis parciales, el paciente suele estar consciente. Los ataques parciales son síntomas complejos tradicionalmente llamados crisis psicomotoras, engloban una disminución de la conciencia, junto con la realización voluntaria de actos complicados. En una típica crisis parcial de tipos complejo, la persona parece estar consciente pero no responde en absoluto, o responde inadecuadamente a los estímulos de su entorno.

El paciente puede realizar actividades sin un fin especifico, como lamerse los labios, jalarse la ropa o deambular sin rumbo fijo. Este tipo de crisis puede durar solo unas o progresar y convertirse en una crisis generalizada.

Crisis generalizada

Las crisis generalizada afecta a la totalidad del cerebro. Las dos formas más comunes son la crisis de ausencia y la crisis de gran mal; las crisis de ausencia consisten en breves periodos de inconsciencia que pueden durar de 5 a 30 segundos, en los que la persona mira al vacío, como si soñara despierto experimenta ligeros movimientos de los músculos de la cara, brazo o la cabeza.

Cuando la crisis termina el paciente reanuda la actividad que estaba realizando previamente y no tiene idea de haber sufrido un ataque. Las crisis de ausencia generalmente inícian desde la infancia, y su frecuencia varía de entre 50 a 100 ataques al día o solo unos cuantos al mes. Las crisis de gran mal son la que la mayoría de la gente entiende como epilepsia.

El ataque empieza con súbita perdida de conciencia, la persona cae al suelo y los músculos se ponen rígidos. El paciente puede hacer un grito agudo, causado por la brusca contracción de los músculos abdominales, que fuerzan al aire contenido en los pulmones al salir de la laringe. La piel suele ponerse pálida, debido a la interrupción momentánea de la respiración .

Posterior a estos síntomas, aparecen movimientos de sacudida de los principales grupos musculares. Al mismo tiempo la espiración se reanuda, pero es dificultosa e irregular y provoca la producción de saliva espumosa. Asimismo, el paciente puede morderse la lengua o perder el control de la vejiga urinaria. Al terminar el ataque suele estar confuso, con dolor de cabeza y deseos de dormir. Este tipo de crisis generalizadas suelen durar de 3 a 5 minutos.

Edgardo Sánchez
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